Como decíamos en la 1º parte de este post, tener una predisposición positiva hacia la vida puede influir mucho más que en nuestro estado de ánimo. Las personas optimistas se sienten más satisfechas con sus vidas, tienen mejor salud mental y física y logran alcanzar sus metas con más facilidad.

Como veíamos en la entrada anterior, lo optimistas son capaces de ver todos los aspectos de una situación, lo que les permite elegir mejor a la hora de tomar decisiones. Pero no es lo único que hacen mejor.

EL OPTIMISTA SE RESPETA A SÍ MISMO POR QUIEN ES

Los niños corren, saltan, nadan, cantan y bailan abiertamente, sin preocupaciones, como si nada importara y les diera igual lo que cualquiera piense de ellos. Cuando somos niños no necesitamos la aprobación de todo el mundo: ni la buscamos ni somos conscientes de que sea importante.

En cambio, cuando vamos creciendo y nos hacemos adultos, los psicólogos nos dicen que la presión de nuestro grupo de iguales, nuestra cultura y la sociedad, empiezan a hacer mella en nosotros. Empezamos a compararnos con todo el mundo a nuestro alrededor. Juzgamos y medimos nuestro cuerpo, nuestro estilo de vida, nuestra carrera y nuestras relaciones, comparándolas con la vida de otras personas. Empezamos a centrarnos en lo que no tenemos y en lo que no somos, en lugar de apreciar todas las cosas maravillosas de nuestra vida.

Los optimistas se defienden a sí mismos de este autodesprecio de dos maneras. Primero, suelen confiar en su propia intuición cuando se trata de actividades diarias. No buscan la aprobación de todo el mundo, simplemente hacen lo que ellos creen que está bien. Segundo, los optimistas no se juzgan a sí mismos según las ideas de otros. Dejan a un lado las expectativas externas y se quedan con la idea de que ellos suelen ser suficientemente buenos como son, incluso aunque pudieran ser más fuertes o más sabios.

Estar conectados con los demás y con la sociedad es necesario para integrarnos correctamente, pero cuando dejamos que las opiniones de otros pesen más que las nuestras estamos alejándonos de nuestra felicidad. Hagamos como las personas optimistas y demos a la aprobación de los demás sólo la importancia que merezca.

>> Sigue leyendo la 3º parte de este post («Los Optimistas lo hacen mejor»), haciendo clic aquí.

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Clara López, Psicóloga clínica y Sexóloga

Licenciada en Psicología. Master en Psicología Clínica y de la Salud (Certificación Sanitaria) y Master en Sexología y Terapia de Pareja. Imparte clases de educación sexual en IES de la Comunidad de Madrid y colabora puntualmente en selección de personal en la Junta de Andalucía. También interviene de forma esporádica en programas de radio y en prensa digital. Asimismo, es co-fundadora del espacio "Arte y Sexualidad", un proyecto innovador de talleres grupales que abordan la sexualidad desde la Arteterapia.

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