Seguro que habéis oído y usado las siguientes expresiones muchas veces, y es que las emociones son una parte imprescindible de nuestra existencia.

Las utilizamos como argumento para justificar actitudes, nos ayudan a tomar decisiones, condicionan prácticamente todo nuestro comportamiento y el de quienes nos rodean. Están en nuestro lenguaje, en nuestro pensamiento, forman parte de nuestra cultura; pero, ¿qué son las emociones?: depende de a quién se lo preguntemos. Os invito a hacer la prueba.

No hay una sola definición de emoción, en realidad hay tantas como disciplinas se han interesado por su estudio. Pero sí que existe unanimidad entre los científicos e investigadores en aceptar que las emociones son una herencia biológica de nuestro pasado animal y que compartimos con ellos lo que se denominan emociones básicas o primarias, a partir de cuales se forman todas las demás (como por ejemplo, los conflictos emocionales).

Estas emociones básicas son innatas, no se aprenden. Se inician con rapidez y duran sólo unos segundos y, además tienen asociadas unas expresiones faciales específicas y distintivas que tienen un carácter universal. Personas de diferentes partes del planeta, con distintas razas y culturas muestran las mismas expresiones faciales para las mismas emociones. También lo hacen los animales y los bebés. Sin que nadie nos lo enseñe todos somos capaces de poner la misma cara de enfado.

¿Para qué sirven las emociones? 6 tipos de emociones básicas

Para los psicólogos, existen seis emociones básicas:

Asco

El asco produce rechazo, su función es generar respuestas de escape o evitación de situaciones desagradables o potencialmente dañinas para la salud. En el mundo animal cuando algún alimento produce asco no se ingiere, lo cual ayuda a los animales a no morir envenenados. Esta reacción adaptativa ha sobrevivido hasta los seres humanos y es, de hecho, una de las emociones más difíciles de controlar.

para que sirven las emociones: el asco

Miedo

El miedo se genera ante una amenaza de peligro. Provoca protección y facilita respuestas de escape o evitación de la situación peligrosa. Esta emoción genera una gran cantidad de energía, y cuando la reacción es excesiva, la eficacia de nuestra respuesta disminuye.

El miedo, para qué sirven las emociones

En el mundo animal y también en el humano existen tres reacciones posibles ante el miedo:

  • Huida: cuando la gacela ve llegar al león corriendo, la huida es su mejor opción. También lo es para nosotros si alguien o algo intenta atacarnos.
  • Lucha: ante una amenaza se puede reaccionar atacando aquello que nos intimida. Muchos animales, incluidos nosotros, responden así ante estímulos desconocidos.
  • Parálisis: algunos animales utilizan con éxito esta estrategia. La tortuga se esconde en el caparazón y se queda muy quieta hasta que pasa el peligro. En nuestro caso no siempre es la mejor opción. Si un coche viene directo hacia ti y te quedas paralizado, puede que no lo cuentes.

Alegría

La alegría predispone a la reproducción; esta es la única emoción positiva que veremos entre las emociones básicas. De ella se derivan todas las demás emociones positivas que podamos imaginar. La alegría es una de las emociones más útiles, pues nos sirve, tanto a nosotros como a los animales, para fijar conductas. Cuando realizamos un comportamiento y obtenemos buenos resultados con él, nos sentimos bien y eso hace que repitamos ese comportamiento.

Para qué sirven las emociones: la alegría

Ira

La ira se genera como respuesta a un agravio o a un ataque. Es la respuesta emocional primaria que se produce cuando un animal o un ser humano ve bloqueado su esfuerzo en la consecución de una meta o en la satisfacción de una necesidad. El comportamiento asociado a la ira es la agresividad. En nuestra evolución, los seres humanos (la mayoría) hemos aprendido a manejar esa reacción agresiva y a canalizarla hacia otros comportamientos socialmente menos dañinos, por ejemplo, los insultos o los gritos.

La ira (para qué sirve)

Tristeza

La tristeza permite la reintegración; es la emoción asociada a la pérdida y al fracaso. Cuando nos sentimos tristes se produce una pérdida de energía y, habitualmente se reduce la actividad del organismo. Nuestra atención se focaliza en nosotros mismos y no en el exterior, permitiendo así que se reintegre nuestro ego herido. Todos hemos oído historias de animales que, cuando su dueño muere, se quedan durante días sin hacer nada, esperando a que vuelva. Seguramente, todos también hemos sufrido alguna pérdida importante en nuestra vida que nos ha provocado estar unos cuantos días deambulando llorosos por casa y sin querer hacer nada más que “lamernos las heridas”.

¿Para qué sirve la tristeza?

Sorpresa

La sorpresa nos lleva a la exploración y es una de las emociones más curiosas. Cuando algo nos sorprende, nuestro cerebro bloquea toda la actividad que estamos realizando y centra toda la atención en ese elemento nuevo, así limpia todo lo que estaba sucediendo hasta el momento para dar paso a una nueva emoción. Por ejemplo, si llegamos a casa y nos encontramos la puerta de la calle abierta, la sorpresa anula todo lo que veníamos pensando, los planes que teníamos hechos, etc. Nos bloquea, centra nuestra atención en la puerta, baraja opciones y da paso a una nueva emoción; en este caso, seguramente al miedo.

Para qué sirven las emociones: la sopresa

Todas estas emociones son reacciones complejas que aparecen, generalmente, ante un estímulo externo, producen cambios fisiológicos en el organismo y una tendencia de comportamiento concreta. Además, como hemos visto tienen una función adaptativa y de supervivencia, y nos sirven para facilitar la conducta apropiada en cada situación.

A partir de estas seis emociones básicas los seres humanos creamos una cantidad ingente de emociones: felicidad, amor, culpa, melancolía, odio, orgullo, envidia, celos, tranquilidad… Tantas que podríamos llenar con ellas todo el artículo.

La riqueza emocional humana es tal que, en ocasiones, ni si quiera somos capaces de averiguar cuál es la emoción que estamos sintiendo en un momento determinado.

Las emociones han sido (y siguen siendo) necesarias para nuestra supervivencia. Si han llegado hasta nosotros es porque son útiles. Por eso, aunque en ocasiones nos apetezca mucho que las emociones desaparezcan (sobre todo cuando son negativas), no está de más recordar su utilidad y todo el provecho que podemos sacar de ellas.

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Clara López, Psicóloga clínica y Sexóloga

Licenciada en Psicología. Master en Psicología Clínica y de la Salud (Certificación Sanitaria) y Master en Sexología y Terapia de Pareja. Imparte clases de educación sexual en IES de la Comunidad de Madrid y colabora puntualmente en selección de personal en la Junta de Andalucía. También interviene de forma esporádica en programas de radio y en prensa digital. Asimismo, es co-fundadora del espacio "Arte y Sexualidad", un proyecto innovador de talleres grupales que abordan la sexualidad desde la Arteterapia.

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